A nadie le gusta ser juzgado por su aspecto físico.
Todas las personas, tanto jóvenes como personas adultas,
tendemos a juzgar a la gente que no conocemos, dejándonos llevar por su aspecto
físico o por sus formas de comportamiento. A veces podemos llegar a casos tan
extremos de odiar e incluso no querer acercarnos a una persona sin haber
intercambiado ni una palabra con ella, solamente, por que haya hecho algo que
nosotros nunca haríamos y por lo tanto, algo que no nos ha gustado.
Un claro ejemplo podría ser, el simple hecho de cómo una
madre le dice a su hijo que no debe de tener amigos gitanos, ya que estos, en
la sociedad actual, están considerados como unos malhechores, que ni estudian
ni trabajan y que se pasan la vida robándole a la gente.
Yo, personalmente, he llegado a pensar que el simple hecho de
tener un amigo gitano me podría llevar a tener graves problemas, pero gracias a
mis amigos, los cuales no son gitanos, he podido llegar a conocer a gente
gitana, y he llegado a darme cuenta que se ganan su vida de forma honrada sin
hacer daño a nadie. Pero también es cierto que las primeras veces que quedaba
con estas personas, que hoy en día son mis amigos, estaba un poco cohibido y me
esperaba lo peor de ellos.
También nos podemos encontrar algo muy típico entre los
grupos de amigos adolescentes, las conocidas cadenas de amigos, dónde si a alguno de tus amigos le cae mal otra persona que ni si quiera conoces, por los motivos mencionados al principio del texto, automáticamente ya le cae mal a todo el grupo de amigos.
Entiendo que cada persona tenga su propia opinión sobre el tema de estas cadenas, y la verdad es que respeto todas esas opiniones, igual que me gusta que la mía sea respetada y no se me critique al hacer público lo que pienso, puesto que todas las personas somos diferentes y, por lo tanto, tenemos puntos de vista diferentes.